REPORTAJES



 El pueblo comunal estuvo abandonado durante años

Fundo Zamorano José de Sata y Bussy en miras a salir del olvido

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16 viviendas integran esta colonia rural abandonada durante años

María Alejandra Ceballo
Foto: María Alejandra Ceballo 
Guasipati.- En el año 2001 fue inaugurado el Fundo Zamorano “José de Sata y Bussy” construido por el Gobierno Nacional a través del Ministerio de Agricultura y Tierra y sus órganos adscritos con el objetivo de desarrollar el programa “Vuelta al campo”. Sin embargo, con el pasar del tiempo la colonia campesina fue abandonada por razones desconocidas y las 16 viviendas que integran el urbanismo quedaron deshabitadas.
Vale destacar que cada una de las casas posee 3 habitaciones, 2 baños y su espacio para la cocina, sala y comedor. Además, los pisos fueron recubiertos con cerámica y los techos elaborados con machimbrado y revestidos con tejas. Igualmente, cada residencia tiene su área de jardinería; todas cercanas a un parque infantil y a la escuelita rural.
Aunado a eso, el proyecto contempló la ejecución de aceras y caminerías internas, dos tanques australianos de almacenamiento de agua, el acueducto y el tendido eléctrico.
Todo esto sugiere que la inversión gubernamental fue millonaria, por lo que era injustificable que el pequeño pueblo campestre continuara en el olvido. Este razonamiento lo tuvo un grupo de pequeños productores que hacen vida laboral en las adyacencias del Fundo Zamorano, quienes decidieron en noviembre de 2011 constituir el Consejo Comunal José de Sata y Bussy con el objetivo de rescatar el urbanismo y ponerlo a producir.
Es de resaltar que el poblado está ubicado a 130 kilómetros de Guasipati y se encuentra en jurisdicción del municipio Roscio, a pesar de que el acceso se hace por la carretera de El Palmar, municipio Padre Pedro Chien.
Cambios importantes
Varias familias pasaron por las casitas del Fundo Zamorano en el transcurso de estos años de abandono gubernamental. Sin embargo, desde que el Consejo Comunal asumió el liderazgo se inició la asignación de residencias a ciudadanos humildes e interesadas en desarrollar labores productivas.
Explicó Carolina Esparsa, vocera comunal, que la meta es darle cabida a nuevas personas y preservar a aquellas que llegaron por iniciativa propia hace varios años, siempre y cuando acepten involucrarse en el trabajo colectivo y se adapten a las normas de convivencia que están siendo creadas.
Comentó que hasta hace pocos meses todo se encontraba en mal estado, no había luz ni agua y las unidades de mecanización que dejó el Ministerio de Agricultura y Tierra (MAT) estaban cubiertas por la maleza.
En este momento se está solventando el problema del agua tras la reparación de la planta sumergible y la iluminación se activa todas las noches con una planta eléctrica. Además, el alcalde José Alejandro Martínez colaboró con la recuperación de la escuela y se encuentra en óptimas condiciones para atender a los 25 niños que residen por la zona.
Igualmente, el consejo comunal está gestionando a través de los órganos competentes el proyecto de 17 Km del tendido eléctrico, desde el pozo “Mano Peluda” que demarca el límite territorial entre Roscio y Padre Chien hasta el Fundo Zamorano, más la reparación de la vialidad y la construcción de 70 viviendas.
“Todo esto se está haciendo con gran esfuerzo y con voluntad de algunos miembros de la comunidad. Por el momento falta mucho por lograr, pero nos sentimos optimistas en que recibiremos el apoyo que requerimos y que todas estas familias tendrán posibilidades de surgir”.
Preocupación ambiental
Cuando se hizo del conocimiento público que el Fundo Zamorano estaba siendo rescatado, el licenciado Eduardo Núñez, de la directiva del grupo conservacionista de radioaficionados Eco Radio YV, visitó el lugar y midió los riesgos ecológicos de un desarrollo urbanístico sin conciencia ambientalista; especialmente porque en las cercanías se encuentra el hábitat del Águila Arpía, especie en extinción.
De inmediato, le planteó sus inquietudes al alcalde Martínez y le propuso que una de las viviendas fuera destinada al funcionamiento del Centro de Investigaciones Ecológicas, extensión Águila Arpía; el cual se encargará de educar a la comunidad acerca del manejo de la basura y del uso racional de los recursos naturales.
La meta es evitar que prolifere la deforestación cerca de los nidos del Águila Arpía y que puedan ejecutarse proyectos de exploración científica para conocer mejor esta majestuosa estirpe de la fauna.
Tal labor será desarrollada en conjunto con profesionales en la materia y brigadas ecológicas que harán visitas programadas hasta alcanzar el objetivo planteado.
La petición fue aprobada por la autoridad municipal y contó con el visto bueno del Consejo Comunal, por lo que todo apunta a que a corto plazo se llevará a cabo la primera jornada de inducción.
Por el momento, se planteó como prioritaria la capacitación de las personas en materia de huertos y unidades de producción; pero, posteriormente se pedirá que el Inces lleve los cursos de cría de pollos y mecánica para reparar la maquinaria agrícola.
Preocupaciones
A pesar de que el panorama sugiere que vienen tiempos buenos para los habitantes del Fundo Zamorano José de Sata y Bussy, en la actualidad la realidad es preocupante ya que todas las familias que allí residen subsisten en condiciones de pobreza. Pudo constatarse que la actividad productiva es escasa y que no hay otras fuentes de ingresos económicos.
Si los planes diseñados por el Consejo Comunal no son atendidos por los órganos competentes, muchos niños continuarán creciendo sin que sus derechos constitucionales sean resguardados.
Otra adversidad por superar es la falta de conciliación entre los vecinos, quienes tienen por delante el desafío de acatar las normas de convivencia y colaborarse mutuamente para el progreso colectivo.
http://www.nuevaprensa.com.ve/site/articulo/57095/FundoZamoranoJosdeSatayBussyenmirasasalirdelolvido/

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